En tiempos en que la política pública muchas veces se ve desbordada por la urgencia, y donde la demanda social parece superar constantemente la capacidad de respuesta del Estado, resulta imprescindible destacar cuando un territorio pequeño —aparentemente periférico— logra poner en el centro lo verdaderamente importante: la dignidad de las personas.
Ese es el caso de Chanco, una comuna del Maule costero que ha desarrollado en los últimos años una de las estrategias de cuidados más sólidas, coherentes y comprometidas de la región, construida con visión de largo plazo, foco territorial y, sobre todo, con humanidad.
En 2021, Chanco contaba con cerca de 25 programas sociales activos. Hoy, esa cifra supera los 40 programas vigentes, que abarcan desde el acompañamiento a personas mayores y personas en situación de dependencia, hasta redes integradas de atención, formación comunitaria y apoyo a cuidadores y cuidadoras. Esta expansión no responde a una lógica exclusivamente presupuestaria. Es el reflejo de un modelo de gestión centrado en el derecho a cuidar y ser cuidado como principio rector de desarrollo local.
Entre los principales avances destaca el Centro Diurno para Personas Mayores, un espacio que va más allá de la atención básica: allí, cientos de adultos mayores han encontrado un lugar para compartir, participar en terapias ocupacionales, talleres artísticos, sesiones de salud preventiva y contención emocional. El solo hecho de contar con transporte para su asistencia, una alimentación adecuada y un equipo profesional estable, da cuenta del enfoque integral con que se ha diseñado este dispositivo.
En paralelo, se ha implementado el Centro Comunitario de Cuidados, orientado especialmente a quienes ejercen el rol de cuidadores informales, en su mayoría mujeres. Este centro no solo entrega asistencia técnica, sino que también visibiliza y dignifica la tarea del cuidado, a través de redes de apoyo, formación y contención. Este tipo de acciones responden directamente a una deuda histórica del Estado con los cuidados no remunerados, que suelen quedar fuera del radar de la política pública.
El trabajo en Chanco también se articula a través del programa Red Local de Apoyos y Cuidados, impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, pero fortalecido y territorializado por el municipio, generando un enfoque comunitario con énfasis en la corresponsabilidad y la autonomía progresiva de las personas cuidadas.
Este conjunto de programas ha beneficiado a más de 700 personas de manera directa en los últimos dos años, entre adultos mayores, personas con dependencia y cuidadores. Además, ha generado una red comunitaria de más de 60 voluntarios, técnicos y profesionales comprometidos con la atención, seguimiento y acompañamiento permanente de los usuarios.
Muchos de ellos ya no solo cuentan con una rutina organizada y apoyo profesional, sino que han recuperado también su autoestima, su movilidad, sus redes sociales y —como han declarado ellos mismos— las ganas de vivir. Una de las usuarias del Centro Diurno lo resume así: «Antes no salía de mi casa. Hoy tengo amigas, bailo, aprendo y me siento acompañada. Volví a tener vida».
Este impacto no es menor, considerando que en Chanco más del 30% de la población tiene más de 60 años, y que el aislamiento rural, las enfermedades crónicas y la pobreza multidimensional afectan a un número importante de familias. En ese escenario, no es exagerado decir que el municipio ha asumido un rol de Estado protector allí donde otras instituciones aún no logran llegar.
Cuidar también es una decisión política
«Los municipios no solo estamos para administrar recursos o gestionar proyectos. También tenemos la responsabilidad de contribuir a la historia, a los procesos identitarios y a la enseñanza de nuestra gente, usando todas las herramientas a nuestro alcance», señaló recientemente el alcalde Marcelo Waddington Guajardo, en el marco del mes aniversario de la comuna. Esa visión se plasma hoy en un ecosistema de cuidados que no improvisa, que no fragmenta, sino que articula, planifica y acompaña.
Chanco ha demostrado que incluso desde una comuna pequeña, sin recursos extraordinarios, se pueden construir políticas públicas modernas, sensibles y transformadoras, si se antepone la voluntad, la escucha activa y una comprensión profunda de las necesidades de su gente.
Frente a los desafíos que impone el envejecimiento poblacional, la ruralidad y la desigualdad territorial, la estrategia de cuidados de Chanco puede y debe ser vista como un ejemplo nacional. Porque cuidar no es solo una acción asistencial: es una decisión política, ética y cultural. Y en Chanco, esa decisión ya está tomada.