El Fluminense selló su pase a las semifinales del Mundial de Clubes tras una dramática victoria por 2-1 frente a Al Hilal en Orlando.
El partido, que se anticipaba como un choque entre los grandes “matagigantes” del torneo, cumplió con las expectativas y mantuvo en vilo a los hinchas hasta el último minuto. Con este triunfo, el conjunto brasileño no solo sigue adelante en el certamen más prestigioso a nivel de clubes, sino que refuerza el orgullo sudamericano en el fútbol global.
El duelo en el Camping World Stadium confirmó nuevamente que ningún partido es sencillo a estas alturas. Al Hilal, equipo saudita que había dado la gran sorpresa al eliminar previamente al Manchester City en un emocionante duelo, trató de imponer su ritmo, pero se topó con un Fluminense bien plantado, compacto en defensa y certero en ataque. El técnico Renato Gaúcho, apodado ya como arquitecto del “milagro carioca”, supo maniobrar la presión árabe y proteger la ventaja construida por su equipo.
El marcador se abrió en una jugada donde la paciencia y el buen manejo del balón de los brasileños dio frutos. El Fluminense, fiel a su estilo de toque y transiciones rápidas, explotó la conexión entre sus estrellas colombianas y brasileñas, especialmente la eficacia ofensiva de Jhon Arias, quien se ha consolidado como una de las figuras del torneo. Al Hilal, por su parte, no bajó los brazos y luchó cada balón, pero su gol del descuento no fue suficiente para revertir la historia.
La consistencia defensiva fue otra de las claves para el “Flu”. El veterano arquero Fábio y el experimentado Thiago Silva, a sus 45 y 40 años respectivamente, dieron muestra de jerarquía y temple. La defensa brasileña mantuvo la calma ante los embates, demostrando que la edad, cuando hay calidad y experiencia, puede ser un activo decisivo ante rivales físicos y ofensivamente peligrosos.
Con esta victoria, Fluminense refuerza la representación sudamericana en el Mundial de Clubes y espera rival en semifinales, dependiendo del resultado entre Palmeiras y Chelsea, que jugarán en Filadelfia. Todo está dado para soñar con una semifinal completamente brasileña, lo que dejaría en alto al fútbol de la región y garantizaría a un finalista de Brasil en la gran definición del 13 de julio.
El mérito de Fluminense adquiere aún más valor si se considera que el club llegó como “el patito feo económicamente” de cuartos, como reconoció su propio técnico. Frente al poderío financiero de clubes europeos y sauditas, el cuadro carioca apostó por el trabajo de equipo, una base experimentada y la revelación de figuras como Arias, consolidándose como una de las grandes sorpresas del campeonato.
Antes de llegar a este duelo, el “Flu” eliminó con autoridad al Inter de Milán, subcampeón europeo, lo que ya era un aviso del potencial de este equipo. Ahora, tras dejar en el camino a Al Hilal —equipo que había invertido millones y seducido a estrellas mundiales—, los brasileños mantienen la bandera de la regularidad, el orden táctico y el corazón sudamericano.
El próximo desafío será aún mayor ante el Chelsea.
Mientras tanto, el Fluminense se instala entre los cuatro mejores del torneo y expone una vez más el carácter resiliente de los equipos sudamericanos, capaces de competir de igual a igual frente a cualquier potencia del planeta. Con una defensa inexpugnable, el liderazgo de figuras como Thiago Silva, la juventud de sus atacantes y una convicción a prueba de todo, el “Flu” buscará seguir haciendo historia en Estados Unidos, con su hinchada y todo un continente apoyándolos desde casa.